El suizo Stanislas Wawrinka, de 28
años y 8° en el ranking mundial, ganó por primera vez el Abierto
de Australia frente al número uno del tenis, Rafael Nadal. Luego de
12 participaciones en esta competencia, finalmente pudo ganar. Los
periodistas mencionan como causas de su triunfo su rigor y constancia
en el entrenamiento y destacaron la frase motivacional escrita en su
brazo izquierdo:
‘Siempre
intentaste. Siempre fallaste. No importa. Intenta otra vez.
Falla de nuevo. Falla mejor’.
Falla de nuevo. Falla mejor’.
( Frase del dramaturgo irlandés Samuel Beckett (1906 – 1989))
¿Qué habrá llevado a Stanislas
Wawrinka a elegir esta frase? Revisando su biografía nos enteramos
de que abandonó el colegio a los quince años, no porque no tuviera
metas, sino para ir en busca de un lugar en la historia del tenis.
Stanislas tenía ya en su haber cinco títulos ATP, pero ninguno de
los más importantes. Sin embargo, hoy aparece entre los tres mejores
tras vencer a Novak Djokovic después de 14 intentos consecutivos y
a Tomas Berdych, como anteúltimo paso de la final con Rafael Nadal.
Qué desafío nos presenta este
joven en pro de la disciplina y la perseverancia, consciente de su
necesidad de seguir intentando aún a pesar de las fallas y de la
necesidad de esforzarse para alcanzar cada vez mejores resultados.
Disciplinarnos para seguir
‘¿No se dan cuenta de que en
una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el premio?,
nos pregunta el apóstol Pablo, y sigue: ¡Así que corran para
ganar!’ (1 Corintios 9. 24 - 25).
Si hasta los atletas se entrenan con disciplina para ganar un
premio que se desvanecerá, ¿qué nos tocaría hacer a quiénes
corremos por un premio eterno?
En el libro No seas dinosaurio,
Lucas Leys ayuda a los jóvenes a pensar en la disciplina de una
manera positiva: ‘¿Por qué ser un joven promedio, perdido en la
oscuridad de una vida promedio, disfrutando de un nivel promedio de
alegría, si puedo tener la vida abundante que me prometió Cristo?¿
Cómo podemos sobrevivir a las crisis? ¿Cómo podemos ser
espiritualmente aptos? El creador del universo trazó un plan para
esto. Él dispuso algunas herramientas para que en el taller de tu
intimidad puedas construir una vida realmente llena de vida. Algunos
eligieron llamar disciplinas a estas herramientas. Yo las voy
a llamar fuentes de vida’.
La disciplina es para todos los que
seguimos intentando tener una vida fructífera y satisfactoria, sin
importar la edad. Proverbios 13.18 dice: ‘El que desprecia a la
disciplina sufre pobreza y deshonra; el que atiende a la corrección
recibe grandes honores’.
Bill Hybels relata la historia de
‘una mujer que gana muchas maratones en Chicago, en la categoría
de silla de ruedas’ que “Cuando le preguntaron cómo podía
mantener su desempeño con tanta consistencia, dijo que se
disciplinaba a sí misma para andar 160 km por semana…’. Así
mismo, el autor nos desafía: ‘Cuando esta mujer cruza la línea de
llegada, ¿crees que considera a la disciplina como un mal
inevitable?’(siga leyendo en "1001 Proverbios de Dios para una vida feliz", Certeza Unida).
Si tuvieses que alentarte con
algunas frases que te motivaran a disciplinarte para que tu vida
funcione y tus sueños se cumplan ¿cuáles elegirías? La disciplina
tiene la intención de mejorarte, de ayudarte a conseguir lo que
necesitas. Es un signo vital: si no hay disciplina en tu vida, pronto
serás un dinosaurio espiritual. Primero tenemos que construir
nuestros hábitos para que, luego, ellos nos moldeen a nosotros.
Una frase que nos motiva
Nos entrenamos para ser buenos
deportistas, músicos, profesionales, docentes, padres, pastores,
esposos y esposas, amigos y amigas. Pero también en el terreno
espiritual debemos entrenarnos, las disciplinas son actividades que
deben convertirse en hábitos y que harán de nosotras y de nosotros
cristianos con una vida espiritual abundante. Lucas Leys insiste:
‘Las disciplinas son importantes justamente porque por medio de
ellas bebemos del agua de vida, esto es, Cristo… de nada sirve
saberse la Biblia de memoria y poder recitarla boca abajo si no
tenemos nada del amor de Cristo en nosotros. Eso sería confundir la
fuente con el agua’.
Dios nos pide
que nos comprometamos de todo corazón a cumplir las palabras que nos
da, a atarlas en nuestras manos y a llevarlas sobre la frente para
recordarlas (Deuteronomio 11.18).
¿Qué tal si en este día sacudimos los pesares causados por las
cosas que no resultaron tan bien como esperábamos y nos alentamos y
reenfocamos con la siguiente frase?:
Sé fuerte y
valiente... Sé fuerte y muy valiente…
Estudia constantemente la palabra de Dios. Medita en ella de día y
de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito.
Sólo entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas (Josué 1.6-8)
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